Una vez conocí a una persona, que a pesar que nunca le había hablado, nunca la había visto, simplemente asumí que era excelente en todos los aspectos que pueden prestarse a ser calificados en una persona.
Y así de fácil pudo entrar en mi exclusiva lista de "Buena Gente", al principio actuó como la mayoría de personas lo hace al ser aceptadas en un grupo, con amabilidad y respeto, sin "culeradas", en otras palabras, no tuve problemas para confirmar mi hipótesis, aún cuando tiempo después, comencé a notar algunas actitudes que no eran tan agradables, pero pensaba que tal vez eran solo malos ratos.
Pero cuando los malos ratos, empezaron a hacerse mas comunes, empecé a dudar, pero simplemente los olvidaba y seguía firme mi opinión, los valores por defecto seguían siendo los ideales, los perfectos: Envidia=0; Amigable=1; Buena_Onda=1; Principios_Valores=1; Inteligencia=1; Clase:1.
Pero después se volvió difícil hacerse de la vista gorda, y comenzó el preludio de la aceptación: "La negación" seguida por "La duda"; al llegar la aceptación fue rápidamente sustituida por la decepción.
Y al final, está el arrepentimiento, me arrepiento de haber atribuido cualidades y valores a alguien que no demostró poseerlos, ni fue su intención tratar de obtenerlos; pero siempre tengo que recordar que esa persona no hizo nada para que hacerme creer que poseía esas virtudes, así que por lo mismo, tampoco es culpable de mi desilusión.
¿Qué qué es lo que hago? Todo, menos rutina.
viernes, 18 de diciembre de 2009
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