Soy o no soy...

Durante mucho tiempo me he puesto a pensar, creo que un poco ontológicamente, acerca de ser culto, existe en realidad alguien culto? existe la cultura verdadera?

Bueno, se podría pensar que una persona es culta porque escucha cierto tipo de música, lee determinado tipo de literatura, tiene conocimientos sobre ciencias y modales, porque se viste con estilo elegante ó simplemente porque no actúa como la "mucada".

En este asunto hay varias cuestiones que hay que aclarar:

Cero: Pensamos que una persona es culta por que tiene cultura.

Primero: Todas las personas tienen cultura, muchas veces diferente a la nuestra y por eso pensamos equivocadamente que son faltos de cultura.

Segundo: Quien o qué define lo que es culto y lo que no lo es?, porque lo para mí es culto, probablemente no lo sea para otra persona.

Tercero: Asumiendo que las reglas de Urbanidad Europea son las "correctas" aunque en realidad son solo las que socialmente son aceptadas como correctas, hay dos elementos que son requisito para que la sociedad califique a una persona de ser "culto":

A. Tener el conocimiento de las reglas que dicta la sociedad por considerarlas correctas.

B. Dirigirnos conforme a esas reglas.

Creo que de los dos elementos, éste último es el más difícil, porque el hecho de poder actuar siguiendo los lineamientos establecidos requiere mucho mas que inteligencia y conocimiento, requiere autocontrol, que a mi parecer es una lucha que el ser humano lidia internamente desde el momento que adquiere conciencia.

Y aquí volvemos al dilema original: Hay alguien culto o simplemente es una persona que sabe lo suficiente como para actuar como un ser culto, pero que en su interior sobrevive su instinto animal con el que se enfrenta constantemente en su afán de seguir siendo una persona "culta"?. Considero que mientras exista en nosotros ese ser que nos impulsa a romper las reglas de la sociedad, no vamos a poder ser mas que "una persona cuyas acciones exteriores corresponden a las de un ser culto".

El Infierno está lleno de buenas intenciones. Proverbio español.